Al final de la Gran Vía o justo al principio, según se mire. La Plaza de España ejerce como auténtico imán para quienes nos visitan. Y no solo porque acoge uno de los monumentos más fotografiados de Madrid, en honor a Miguel de Cervantes, con Don Quijote y Sancho Panza como protagonistas. También, por ser el nexo entre los Jardines de Sabatini, el Campo del Moro, la Casa de Campo y Madrid Río. Tras una profunda transformación es, con sus 70 000 m2, uno de los nuevos ejes centrales de la ciudad, un espacio verde -tiene 1110 árboles-, con esculturas, juegos infantiles y vías ciclistas.

Durante las obras de transformación de la plaza se descubrieron los restos del camino de ronda del antiguo Cuartel de San Gil, las caballerizas del Palacio Real y el que fuera el Palacio de Godoy, favorito y primer ministro de Carlos IV, todos ellos obra del arquitecto Francesco Sabatini, autor de la Puerta de Alcalá.

La Plaza de España es un punto de partida fantástico para conocer los alrededores, desde el Palacio de Liria o el Museo Cerralbo, a solo unos pasos, hasta el parque del Oeste y el Templo de Debod.

Pero también es el lugar ideal para quedarse. Hay varios rooftops en los hoteles que la rodean, perfectos para tomar un cóctel a ras del cielo y contemplar el atarder. Aunque las mejores vistas las tendrán solo los más valientes. El Hotel RIU Plaza de España tiene un balcón totalmente transparente en la planta 27 sobre la misma plaza. También cuenta, a la misma altura, con una espectacular pasarela de cristal de cuatro metros de largo. ¡La Gran Vía queda justo debajo! Muy debajo.

La nueva plaza ocupa un espacio de más de 70 000 m2 en el que conviven todos los modos de movilidad, situándose en superficie las áreas peatonales y ciclistas y de manera subterránea, a través de un túnel que conecta la calle Bailén con la calle Ferraz, el tráfico rodado, continuación del túnel construido en 1990 frente al Palacio Real. En ella se han plantado más de 1100 nuevos árboles y se han implementado más de tres kilómetros de vías ciclistas en calzadas y casi 400 metros de senda ciclista sobre espacios sin automóviles, así como amplias zonas infantiles.

Además de la fuente con el popular Monumento a Cervantes (obra de Rafael Martínez Zapatero y Lorenzo Cullaut Valera e inaugurada en 1915), la plaza cuenta con dos fuentes más: una de nueva creación, la Fuente del Cielo, una obra de mármol de makauba inspirada en el cielo de Madrid; y la conocida como la Fuente de la Concha o del Nacimiento del agua, anteriormente situada frente al Edificio España y que está reubicada enfrente de la Parroquia de Santa Teresa y San José, en el número 14 de la Plaza de España, un precioso templo neogótico de inspiración medieval.

Como consecuencia de las obras, importantes restos arqueológicos salieron a la luz y han sido integrados en la plaza para poder ser visitados por el público. Así, se podrán conocer dos plantas del Palacio de Godoy, los contrafuertes de las antiguas Caballerizas Reales junto a los actuales jardines de Sabatini, así como los restos del ‘camino de ronda’ del antiguo cuartel de San Gil. Estos restos no solo podrán ser visitados por ciudadanos y estudiosos, sino que además se implementará un itinerario arqueológico y se construirá un centro de interpretación de la cornisa monumental para explicar y ayudar a comprender la evolución de la ciudad muy cerca del lugar de su nacimiento.

Por otra parte, la plaza está flanqueada por dos rascacielos emblemáticos de la ciudad: la Torre de Madrid y el Edificio España, que acoge actualmente el lujoso hotel Riu Plaza España, que conforman uno de los conjuntos arquitectónicos más interesantes de la capital.

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