Sus 1535,52 hectáreas convierten este espacio natural en el mayor parque público de Madrid. La historia de la Casa de Campo comenzó con la decisión de Felipe II de trasladar la Corte a Madrid y residir en ella. El rey formó una finca que unía el Palacio con el cazadero de El Pardo y alrededor de este núcleo se fueron agregando fincas de labor y campos comprados a los colindantes. Con la llegada de la Segunda República (1931) el espacio fue cedido al pueblo de Madrid que desde entonces lo ha convertido en su parque preferido.
Con Fernando VI este sitio se declaró Bosque Real. Dada la finalidad cinegética y campestre de la finca y la proximidad de Palacio, la primitiva casa de campo de los Vargas se amplió para acoger los aposentos reales para estos menesteres. Carlos III le dio un nuevo rumbo introduciendo ganadería y agricultura entre sus fines, que serían continuados por la Reina María Cristina.
Tras la proclamación de la Segunda República, fue cedida por el Estado al pueblo de Madrid (1 de mayo de 1931), estando desde entonces abierta al público. Durante la guerra civil fue frente de batallas y bombardeos que afectaron a sus construcciones antiguas e hicieron aparecer nuevas construcciones militares, que aún se pueden ver.
En 2010, fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Sitio Histórico.